Clive Crook

El peligroso asalto de Obama sobre los ricos

Cuando Barack Obama habla de control fiscal, la idea que destaca (a menudo la única que ofrece con convicción) es aumentar los impuestos a los ricos.

Por: Clive Crook | Publicado: Martes 3 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Clive Crook

Clive Crook

Cuando Barack Obama habla de control fiscal, la idea que destaca (a menudo la única que ofrece con convicción) es aumentar los impuestos a los ricos. Esto despierta ovaciones de los demócratas, encantados de que el presidente de los EEUU no se haya vendido por completo. Igual de constante es la respuesta republicana: acusaciones de lucha de clases y vandalismo económico.

La perspectiva para la deuda pública de EEUU hace muy irresponsable la posición republicana (no alzas, no importa lo que pase) sobre los impuestos. Se necesitan mayores ingresos para cuadrar las cuentas. Aunque sus oponentes estén errados, sin embargo, los demócratas se equivocan al pensar que “exprimir a los ricos” sea tanto buena política económica como triunfo electoral seguro. No es ninguno.

Las tasas de impuesto a la renta estadounidenses no están muy fuera de línea con otros países. George W. Bush, antecesor de Obama, redujo la tasa máxima sobre la renta de los trabajadores de casi 40% al 35%, lo que el presidente quiere revertir.

Sin embargo, sume los impuestos a la renta de los estados, la contribución a Medicare, el retiro de algunas exenciones fiscales al aumentar los ingresos y la interacción del impuesto mínimo alternativo (no pregunte), y las tasas marginales más altas se empinan sobre 50%.

El sistema del impuesto a la renta en EEUU es anómalo no porque sus tasas sean bajas, sino porque, teniendo en cuenta sus tasas medias, recauda muy poco. Entre 2004 y 2008, los contribuyentes de EEUU entregaron, en promedio, poco más del 12% de sus ingresos en impuestos federales.

Hay dos grandes razones para la diferencia entre las tasas promedio y las marginales. La primera, en medio de la distribución del ingreso, es el valor de los beneficios tributarios por los intereses hipotecarios, seguro médico provisto por el empleador y otras cosas que el Congreso ha decidido promover. La otra, en la parte superior de la escala de ingresos, es el hecho de que las ganancias de capital y los dividendos son gravados a tasas muy inferiores a los sueldos y salarios. Proponer arreglar este sistema simplemente elevando el tipo marginal máximo falla el blanco. Hay que ampliar la base, de modo que las tasas marginales se mantengan o incluso bajen mientras los ingresos suben.

No es necesario pensar que Obama es un luchador de clases para creer que su declaración en cuanto a que “los millonarios y multimillonarios” deben hacer una contribución justa engaña a los votantes respecto de lo que hay que hacer.

Hablando de los electores, sin embargo, ¿cuáles son los méritos del enfoque político del presidente? La economía se ve mal, podría pensarse, pero el cálculo electoral tal vez tenga sentido. En este punto, sería prudente tener cautela. La mayoría de los electores puede aprobar más impuestos sobre los ricos - junto con otras medidas. Pero se dará cuenta de si los demócratas no tienen nada más que sugerir, y se preocuparán si piensan que los demócratas ven mayores impuestos a los ricos (y posiblemente a los no tan ricos), como un fin en sí mismo. Obama trata de evitar dar esa impresión, pero sus aliados en el Congreso, que colapsan cada vez que dice “millonarios y multimillonarios”, no lo hacen.

El problema se agrava porque la línea del presidente entre la clase media (cuyos impuestos prometió no subir) y lo que un vocero del partido demócrata llamó recientemente los ultra ricos, es un ingreso familiar de US$ 250.000. La cifra es demasiado baja. Es cierto que menos del 3% de los hogares reciben esa cifra en algún momento - pero un oficial de policía casado con una funcionaria pública podría colarse en esta categoría.

Sugerir que una pareja que gana US$ 240.000 es de clase media, mientras que una que recibe US$ 260.000 está en el mismo tramo que Mark Zuckerberg, o Warren Buffett para fines de justicia fiscal, es simplemente inepto. EEUU detesta a los plutócratas de Wall Street por sus ganancias mal habidas, y espera que los ricos ayuden a poner el presupuesto federal bajo control - pero este todavía es un país que aplaude el trabajo, el cerebro, el ingenio y el éxito bien ganado.

Obama y los demócratas lo olvidan a su propio riesgo.

Lo más leído